Todos los músicos en algún momento, nos hemos visto en apuros por olvidar alguna parte de una obra o pieza al momento de interpretarla, o al menos tememos que nos llegue a suceder. En el libro “The Musician’s Way”, Gerald Klickstein nos brinda un método de cuatro pasos para fortalecer nuestra capacidad de memorización de una obra musical.
Si bien estas estrategias pueden no funcionar para todos, o pueden funcionar de manera diferente para algunos, no está de más ponerlas en práctica. También podemos aventurarnos a buscar nuestro propio método de memorización, pero siempre debemos tener en cuenta que lo importante es disfrutar mientras tocamos y mientras estudiamos, pues así mismo sonarán nuestras interpretaciones.
Autor: Sebastián Pachón
- Comprensión
- Tener clara la estructura de la obra: Ubicar el inicio y final de secciones y frases e identificar patrones rítmicos, melódicos y armónicos.
- Elaborar un mapa interpretativo: A partir del carácter de cada frase, determinar sus picos y reposos y establecer las dinámicas y articulaciones pertinentes.
- Establecer un mapa técnico: Verificar que las digitaciones, golpes de arco, articulaciones, etc, sean claras y se puedan ejecutar sin problema. De esta manera no tendremos dudas respecto a cómo tocar un pasaje y podremos empezar a memorizarlo.
- Arraigo
- Planear la práctica: Programar sesiones de estudio en las que practiquemos un fragmento corto de la obra para memorizarlo correctamente y no confundirnos con demasiada información. También recomienda dormir bien para que el cerebro tenga tiempo de asimilar la información.
- Combinar imágenes mentales con ejecución: Hacerse una imagen mental de la partitura y a partir de ella tocar el fragmento de la pieza y si algo es confuso, corroborar con la partitura e intentar de nuevo. La idea es repetir el fragmento unas cuantas veces y cuando estemos seguros de que está correcto, enlazar poco a poco más partes.
- Emplear diversos tipos de memoria: Distintos ejercicios como tocar sin el instrumento, cantar fragmentos de la pieza, escribir en otro papel pasajes complejos, estudiar las progresiones armónicas; nos ayudan a afianzar más la obra en nuestra memoria. También, especialmente, debemos darle sentido a cada frase que toquemos.
- Mantenimiento o conservación
- Ensayar mentalmente: De vez en cuando, repasemos mentalmente un fragmento de una obra o la obra completa. Imitar los movimientos al tocar o tararear algunas melodías, nos ayudará a tener la obra presente.
- Revisar detalladamente: ¿Recuerdas el mapa técnico e interpretativo que mencionamos antes? Revísalos nuevamente a partir de la pieza. Vuelve a ver las digitaciones y articulaciones, reanaliza la armonía, verifica la interpretación, etc.
- Recordación
- Preparación personal: Dispongamos nuestra mente y cuerpo para subir al escenario. Hay varias tácticas para ello como algunas técnicas de respiración, por ejemplo. Busca la que mejor te funcione.
- Pensar adelante: No nos distraigamos y toquemos de manera inconsciente. Mantengamos nuestra concentración y llevemos la música hacia nosotros queremos.
- Ser positivo: Confiemos en nuestra preparación y toquemos con sentimiento. Si hay errores, sigamos adelante y recuperemos nuestra interpretación sin perder el control. Podemos incluso practicar esto forzando los errores durante nuestro estudio y solucionándolos en el momento.
Si bien estas estrategias pueden no funcionar para todos, o pueden funcionar de manera diferente para algunos, no está de más ponerlas en práctica. También podemos aventurarnos a buscar nuestro propio método de memorización, pero siempre debemos tener en cuenta que lo importante es disfrutar mientras tocamos y mientras estudiamos, pues así mismo sonarán nuestras interpretaciones.
Autor: Sebastián Pachón